—¿¡Profesor!? —exclamaron algunos aprendices.
Paso a paso, Lucien caminó hacia el escenario bajo las miradas de varios cientos de personas.
Los nigromantes y aprendices que no querían unirse a la Mano de la Palidez cobraron ánimo, pero poco después empezaron a sentirse preocupados, pues no sabían si Profesor era lo suficientemente poderoso para enfrentarse a aquel hombre demente, aun cuando su nombre estaba en la Lista de Purificación.
—¿Va a estar bien el Señor Profesor? —Preguntó con cautela y en voz baja Gordinflón a uno de sus compañeros, con los dientes repiqueteando.
—Obviamente... —respondió el aprendiz fornido, Pan. Estaba intentando animar a Gordinflón y también a sí mismo—. ¿Piensas que cualquiera puede estar en la lista de la Iglesia?
—¿Cómo sabes que el Señor Felipe no se encuentra en la lista también? —intervino Vino. Tanto él como Garrupa aún estaban bastante inseguros.