Llamaron a la puerta. Otelo levantó la cabeza y preguntó: "¿Quién es?"
—Soy yo, Víctor —La voz de Víctor sonaba más suave ahora.
—Bien, entra entonces, Víctor —Othello parecía estar de buen humor.
Othello no había logrado despertar la Bendición. Para asegurar su título y su fortuna, trabajó arduamente para complacer al Gran Duque y también a la Princesa Natasha, que ya había heredado el título de Condesa Violeta.
Parecía que Othello había tenido una buena conversación con Su Alteza.
Víctor abrió la puerta lentamente y entró en la habitación, junto con Lucien.
Othello levantó la cabeza con una pequeña sonrisa en su rostro, que rara vez se veía. Su traje negro todavía estaba limpio y pulcro, sin ninguna mancha de la fuerte lluvia.