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Wen He cruzó sus brazos ante su pecho y su tono fue seguro: —Ni modo, él es mi hombre después de todo. Dos contra uno, sólo admite la derrota.
Lu Bai se dio la vuelta, ya que no estaba de humor para discutir con ella y miró fríamente a Huo Chen.
—Diré esto por última vez, nunca aceptaré tu oferta de amnistía. Regresa de donde viniste, puedes continuar golpeándome si lo deseas.
—Xiao Bai...
Wen He entró en pánico y cuando estaba a punto de decir algo, Huo Chen la interrumpió.
—Lu Bai, déjame preguntarte, qué es lo que quieres.
Lu Bai cerró los ojos, para bloquear las emociones de su interior y para cuando los abrió de nuevo, puso una mirada determinada.
—Quiero matar a Xiang Jinxi en venganza por el Viejo Jiu, y luego vivir una vida de paz y tranquilidad.
—Muy bien.
Huo Chen asintió con la cabeza, mientras las uñas de sus dedos, de color blanco perla, golpearon el apoyabrazos de la silla, sus ojos oscuros brillaban.