—Bueno, entonces diré "gracias", supongo —dijo Lu Bai mientras le pasaba la bolsa más ligera que llevaba.
Se dirigieron al aparcamiento y colocaron sus víveres en el maletero del automóvil.
Lu Bai la miró a los ojos por el espejo retrovisor. —Perdón por molestarla de nuevo, señora de abajo. Si tiene algún problema, siempre puede venir a buscarme. —Se sentó en el asiento trasero con las piernas cerradas.
«¿Señora? ¿Parezco tan vieja?».
—Bueno, mi nombre es Lu Zhaoyang, puedes llamarme así de ahora en adelante, por cierto —dijo Zhaoyang con ironía.
—¿Estamos hablando de la misma "Lu"? —El apellido captó el interés de Lu Bai.
—¿Es tu "Lu" el que significa "la tierra"?
—Sí —confirmó Lu Zhaoyang rápidamente, mientras sus ojos se enfocaban en la carretera. Sin embargo, podía escuchar los jadeos suaves del joven excitado.