¿Su amabilidad en el pasado hacia ella había sido sólo por apariencia?
¿También le gustaba esa mujer?
Entonces, ¿qué significaba ella para él?
Estaba perdida y ya no podía entenderlo.
Sin embargo, en ese momento, la fuente de su infelicidad no era eso; más bien, era el Pequeño Yichen, acostado en la cama del hospital y sintiéndose deprimido por su crueldad, mientras el hombre estaba en otro lugar abrazando a otra mujer.
Cuando él la vio parada allí, el pánico asomó en su rostro, que rápidamente escondió.
No sabía cuánto había visto u oído esa estúpida mujer; más aún, no tenía ni idea de lo que le estaba pasando por la cabeza mientras ella se había quedado parada mirándolo sin moverse.
Él le preguntó: ―¿Qué haces aquí?