La belleza de Mu Qingcheng era etérea e irremplazable, pero no se podía decir lo mismo de Mu Wanrou. Ésta no le llegaba ni a los talones.
Por lo tanto, cuando Mu Wanrou era adolescente, Mu Sheng le hizo otra prueba de ADN.
De alguna manera, ella se enteró de ese asunto y, apresuradamente, sobornó al Departamento de Genética para que alteraran el resultado de la prueba de ADN. Mu Sheng se mantuvo en la oscuridad al respecto y solo pudo lamentar la pérdida permanente de la belleza de Mu Qingcheng.
Mu Yazhe, quien sabía la verdad, obtuvo el resultado de la prueba real de ADN antes de que Mu Wanrou pudiera falsificarla. Consiguió pruebas de que ella era un fraude.
La patética Mu Wanrou no pensó que lo barato sale caro al final.
Pensó que una simple adulteración del resultado podría poner una venda sobre los ojos de todos y ocultar su identidad para que pudiera continuar con su farsa como la hija de Mu Qingcheng.