Esa chica, así de encantadora como era, ¡era demasiado joven!
Probablemente ella no tenía conocimiento de ello: ¡a veces, cuanto más luchaba una mujer, más fuerte era el deseo de hombre en dominarla!
Mu Yazhe, deliberadamente, presionó sobre ella y, rápidamente, cubrió sus suaves labios. Le sostuvo la nuca con una mano y le acarició gentilmente la espalda con la otra. Como si la electricidad fluyera a través de ellos, sus largos dedos iban a lo largo de sus hombros y viajaban hacia abajo a medida que se movían lentamente a otras partes de su cuerpo…
Yun Shishi se sintió un poco mal al ser dominada. Para ser preciso, se sentía incómoda. No obstante, al sentir las frías y extrañas caricias que estaba sintiendo en su estómago, de repente se olvidó de luchar.
¡Una extraña sensación hizo que todo su cuerpo se congelara y temblara!
―¡No!