A Gu Jingze le tiritó el párpado. Rápidamente contuvo su rodilla con una sola mano.
La mente de Lin Che se puso en blanco. Levantó la cabeza y fijó sus ojos en los ojos negro azabache de Gu Jingze.
Él no se imaginó que ella de verdad se atrevería a hacer tal movimiento. De inmediato, se burló de ella.
—Guau, Lin Che. ¿Estás tratando de asesinar a tu marido?
El rostro de Lin Che se sonrojó por completo. No se le había ocurrido tocarlo justo ahí; fue solo porque no tenía elección así que…
La mano de él se aferraba a la redonda rodilla. Su gran mano rozó bruscamente su piel suave y delicada. Con su rostro sonrojado, ella le gritó:
—Gu Jingze, ¡¿qué tratas de hacer?!
Gu Jingze la vio acorralada bajo su cuerpo. El área bajo sus ojos se enrojeció al instante; una oleada de sangre lujuriosa aumentaba lentamente.
—¿Qué piensas que voy a hacer?