—Aquí está su arroz frito. Por favor, disfruten de la comida —Lu Xinyi les sirvió los tazones a los jueces. El rico y aromático olor del arroz frito les provocó el olfato. El olor era nostálgico y extrañamente familiar para dos de los jueces. Inmediatamente, les invadió las fosas nasales, lo cual hizo que les gruñera el estómago por solo el olor. Todos tragaron, habían probado muchos arroces fritos antes, pero ese era el único que les generaba mucha hambre.
Cuatro pares de ojos la miraban fijo a Lu Xinyi, ella dudó sobre si moverse de donde estaba, mientras que esperaba a que probaran el platillo. Sacaron lo que cubría los tazones y el repentino vapor, que estaba atrapado dentro, se disipó, lo cual sorprendió a los jueces.