Algunas horas después, cuando los mellizos ya estaban en la cama, Lu Xinyi esperó a que el esposo se fuera a bañar, antes de escabullirse del dormitorio e ir escaleras abajo en silencio ¡Shen Yi no podía mantenerla alejada de su torta favorita de chocolate! ¡No esa vez!
¿Él se había olvidado que ella solo había aceptado casarse con él porque dijo ella podría tener lo que quisiera? ¿Y qué quería? Obvio, ¡comida! No era culpa suya que estuviera subiendo de peso muy rápido.
No. No. Ciertamente no era culpa suya y de sus postres dulces ¡Shen Yi estaba siendo cruel con ella!
Se rió por el placer y corrió tan pronto como había llegado al final de las escaleras. Lu Xinyi no podía creer que estaba siendo inteligente.