Li Sicheng volvió a la habitación. Al ver que ella estaba allí, se sentó en la cama, hablando en italiano. Su Qianci lo entendía. Se arropó con la manta y lo miró. Cuando colgó, ella le preguntó:
—¿Te vas de viaje de negocios?
—Sí, creo que debo hacer un viaje a Italia.
—¿Cuándo?
—Pasado mañana —contestó mientras levantaba la manta y acercaba a Su Qianci hacia él—. Estaré de vuelta muy pronto. Solo me tomará entre 3 y 5 días.
—De acuerdo —expresó ella algo decepcionada—. ¿Vas a ir a Venecia?
—No —respondió él, echándose a reír y estrujándole la cara—. Te llevaré allí en el futuro. Esta vez tengo que hacer negocios.
—Vale.
—Ahora sigue durmiendo —dijo, mientras le daba un ligero beso en la frente—. Mañana iremos a ver al abuelo.
—De acuerdo.