—Señora —llamó Yang.
Su Qianci estaba impresionada. Caminó hacia él frunciendo el ceño.
—¿Cómo sabía que estaba aquí?
Yang parpadeó. Obviamente, había sido Li Sicheng.
La frente de Su Qianci se frunció; parecía molesta. Acababa de salir del campus y no le había contado a nadie que estaría ahí. ¿Cómo podía haberla encontrado? Sintió que la habían estado siguiendo.
Por suerte, quedaba una semana para que Li Sicheng volviera, así que Yang era el único que la había visto con Lu Yihan. De lo contrario, el ridículo hombre se imaginaría algo decabellado. Aún así, Su Qianci le pidió a Yang:
—No le diga nada sobre mi encuentro con Lu Yihan.
Yang escuchó eso y, de repente, se le dibujó una extraña expresión en el rostro. Le guiñó el ojo de nuevo.
Su Qianci sintió de pronto que se le paraba el corazón.
—¿Un secreto?