A la mañana siguiente, cuando Su Qianci se levantó, se dio cuenta de que tenía los ojos muy hinchados. Sin embargo, tenía clase con uno de sus profesores favoritos por la mañana, así que tuvo que ponerse unas gafas de sol e irse. En cuanto se quitó las gafas, sus compañeros empezaron a preguntarse qué habría pasado.
Por suerte, no tenía clases por la tarde, así que Su Qianci salió de inmediato del aula, poniéndose de nuevo las gafas. Sacando su teléfono móvil, Su Qianci marcó el número de Lu Yihan. Para poder vivir una vida acomodada en el futuro, tenía que ejecutar su plan antes...
Reunida con Lu Yihan en una tranquila cafetería, Su Qianci le habló sin rodeos:
—Quiero ser socia de tu empresa.
Lu Yihan sonrió, impresionado.
—No bromee conmigo, señora Li. No necesito tu dinero.
Desde el punto de vista de Lu Yihan, Su Qianci solo estaba invirtiendo en su empresa porque quería ayudarlo como amiga. No necesitaba ese tipo de ayuda.