Bajo la oscura noche, la chica miraba fijamente al mundo.
No había nadie en esa tierra sombría y seca. Solo un «tsktsk» parecía sonar en el aire, dándole escalofríos a la gente.
—¿Sr. Rhode?, ¿Marlene? —Lize dio un paso hacia adelante, dudando. Llamó en voz baja a sus compañeros, pero no escuchó ninguna respuesta. ¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba aquí? Lize no sabía las respuestas. Solo podía sentir cómo su corazón latía más rápido y su respiración se volvía irregular.
Una gota de agua helada cayó desde el cielo hasta su cara.
¿Estaba lloviendo?
Lize tocó subconscientemente las heladas gotas que había sobre su rostro. Cuando extendió las manos, se dio cuenta de que tenía el dedo cubierto de un color rojo brillante. Cuando alzó la cabeza para ver al cielo, se quedó pasmada.