Justo cuando Caracortada apartó al joven mago y quiso traer a sus hombres, vio una larga sombra roja brillando a su lado. Antes de que lo supiera, vio un suelo de enredaderas de color rojo sangre que se arrastraban hacia ellos desde todas las direcciones. En un abrir y cerrar de ojos, estas enredaron a algunos de sus hombres.
Entonces, se escuchó un sonido espeluznante. Las vides rojas se movieron y se convirtieron en sanguijuelas que chupaban a los hombres.
—¡Joder! —Los hombres, que todavía estaban intimidados, retrocedieron inconscientemente.
Entonces…
Caracortada se dio cuenta de que había un carruaje que había aparecido de repente en la entrada de la Torre Esmeralda. Un joven sonriente de unos veinte años salió de allí.
Las palabras que salieron de su boca causaron que todos empezaran a tener un sudor frío.
—Gente que quiere invadir la Torre Esmeralda, ¡MORID!