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Como todas las mañanas, Lin Li inició sesión en su cuenta smurf1, en la cual era un mago. Era lo primero que hacía al conectarse a la red.
Ciudad Luna Brillante estaba particularmente ajetreada los domingos. El flujo continuo de jugadores era del doble en cantidad comparado a otros días; estaba abarrotado incluso en los almacenes privados donde las tarifas eran más costosas.
—¿Podría ayudarme…? —empezó Lin Li finalmente de camino hacia Suo Lan. Estaba por pedirle ayuda a la linda administradora con la recepción de sus artículos del correo.
No obstante, fue empujado desde la espalda antes de que pudiese terminar la petición.
—¿No viste claramente el letrero de afuera? Este es un almacén privado. ¿Qué hace aquí un jugador de bajo nivel como tú? —Aquellas palabras vinieron de un guerrero de nivel cuarenta y tanto, a quien seguía un grupo de cuatro o cinco jugadores. Parecía el líder de su pequeña banda.
Luego de haber hablado, el resto de los jugadores mostraron su descontento uno tras otro.
—Algo ocurre con este sujeto de nivel bajo; viene aquí y acapara el espacio para nada —dijo uno de ellos.
—Quién sabe. Quizá cree que los ricos están aquí y quiere conseguir algo de dinero para una poción y así subir de nivel —dijo otro del grupo.
—¿Por qué no buscas dinero en la casa de subastas? Es ahí donde están los ricos. Si resulta que alguien está de buen humor y te arroja algunas monedas de oro, ya no tendrías que preocuparte por conseguir suficiente dinero para la poción de aumento de nivel.
Lin Li solo miró a aquellas avispas, luego una vez más se abrió paso tranquilamente para llegar a Suo Lan.
—¿Podría ayudarme con los artículos de correo que se enviaron ayer? —preguntó Lin Li.
—Seguro. Espere, por favor —respondió Suo Lan.
Los observadores miraban mientras varios lingotes de mina eran sacados del almacén privado. Había mithril y torio, y también adamantina y hierro siniestro. El esplendor único de los metales mágicos centelleaba en el almacén privado, deslumbrando los ojos de los jugadores. La conmoción amainó al instante, y solo se podía oír en el almacén el sonido de los jugadores tragando saliva.
Los jugadores, no obstante, tuvieron que apartar la mirada del bulto de lingotes cuando la linda administradora sacó otra pila de artículos del almacén: más de cien piezas de piel de dragón negro apiladas ordenadamente. Las finas escamas de dragón tejidas con cuidado estaban asombrosamente luminosas bajo el destello de los metales mágicos; era una piel genuina de dragón. Era la combinación perfecta de defensa física y mágica. La armadura hecha de piel de dragón era de escala legendaria como poco. Cientos de piezas de piel de dragón negro significaban al menos cientos de piezas de armadura legendaria.
Y eso no era todo. Debajo de la pila de piel de dragón negro, había más de veinte piezas de metales divinos fundidos.
Todo el almacén rebosó de emoción con la aparición de estos metales divinos.
—¡Mira eso! ¡Parecen metales divinos legendarios!
—¿Parecen? Claro que son metales divinos. ¡Oh Dios! Más de veinte piezas, ¿acaso este mago de bajo nivel asaltó a un dragón? —dijo un sujeto, quien había acertado a medias. Lin Li había saqueado la guarida de un dragón, pero al mismo tiempo, mientras saqueaba la guarida, había aniquilado el Dragón de Destrucción, Azardas.
No faltaban herreros profesionales en la multitud. Nadie conocía el valor de los metales divinos mejor que ellos.
Los equipos fabricados con metales divinos podrían no destacar al principio, pero mientras más se utilizasen y más alto fuese el nivel alcanzado, más temibles mostrarían sus características de desarrollo, aunque lentamente. Muchos herreros profesionales habían predicho en foros oficiales que si un jugador empezaba a utilizar equipos hechos de metales divinos en nivel uno, al llegar al nivel 70, los equipos alcanzarían un nivel épico como mínimo, incluso si no fueran artefactos.
¿Este fenómeno intentaba darle a alguien una lección al tener más de veinte metales divinos a la vez?
Los jugadores solo podían observar mientras Lin Li pasaba rápidamente las veinte piezas de metales divinos a su bolsa. Sus expresiones eran similares a las de aquellos que veían a sus esposas entrar a un hotel con otros sujetos.
No obstante, Suo Lan tomó también un pergamino del almacén, y toda existencia de los demás jugadores se escapó a través de sus ojos. Era un fenómeno capaz de producir dos piezas de equipo épico a sus anchas, y, además, poseía más de cien piezas de piel de dragón y más de veinte de metales divinos. ¿Qué más no podía hacer?
Sin embargo, todos perdieron la compostura al momento en el que se le fue entregado el pergamino a Lin Li.
—¡El encantamiento de los deseos! ¡Ese es el encantamiento de los deseos! —exclamó uno de los jugadores mientras se entregaba el pergamino. Solo ellos sabían lo importante que era aquel artículo.
—¡Cómo puede ser posible! ¿Será real?
—¡Lo es! ¡En verdad es el pergamino de los deseos!
El almacén privado se había calmado por unos minutos, pero la aparición del pergamino hizo resurgir el frenesí.
Poderoso podría ser una subestimación en este caso. Tener el pergamino de los deseos significaba que el jugador podía pedirle un deseo al Señor del Sistema. Siempre y cuando el deseo no estuviese contra las reglas del juego, se podía otorgar cualquier cosa. El jugador podía desear un mar de riquezas interminable o los equipos más poderosos. También podía pedirle al señor asesinar cualquier criatura legendaria por él, o incluso pedirle tierras vastas con recursos naturales para construir su propio reino en ellas.
En este momento, las miradas se posaban sobre Lin Li en un grado de distintos significados, pero Lin Li no les prestó atención. Estiró dos dedos y recibió el pergamino, lo añadió a su bolsa y salió del almacén privado dando grandes zancadas.
Mientras Lin Li caminaba por el canal hacia la zona de comercio, había docenas de hombres con colas de demonio siguiéndolo de cerca.
—Al final me siguieron…—pensó Lin Li mirando detrás hacia atrás sin evitar sentirse entusiasmado. Jugaban a ser bandidos sin saber a quién se enfrentaban. —Será mejor que se mantengan cerca. Solo esperen que resuelva mis asuntos pendientes, usaré mi forma de cazador para tener una buena charla con ellos.
En realidad, la forma de cazador de Lin Li estaba situada en la casa de subastas por el momento. Él era un cazador asombroso con un arma legendaria en mano, Estrella de Furia. El mago era solo una cuenta smurf que usaba en el almacén. No obstante, parecía tener una suerte extraordinaria. Había creado un mago smurf con la intención de usarlo como almacén, pero había recibido uno con niveles óptimos en capacidades mentales e intelectuales, un mago del grado más alto. Lin Li tenía problemas para decidir qué hacer con tan excepcional smurf.
Finalmente, pensó que no podía permitir que se desperdiciara tan impresionante smurf. Por lo tanto, comenzó a entrenar al smurf en varios tipos de profesiones. Era un personaje fuerte. O bien no entrenaba en lo absoluto, o realizaba todo el entrenamiento a la vez. Mientras se tratara de aprender una habilidad de vida, la aprendía en su totalidad. Ahora un mago de nivel uno como él había dominado al nivel máximo las cinco habilidades básicas: forja, alquimia, farmacéutica, encantamiento mágico e inscripción. Además de estas profesiones, su conocimiento en medicina, minerales, gastronomía, fabricación de pergamino y otras capacidades también había aumentado más allá del nivel más alto.
Lin Li se tomó el tiempo para avanzar hacia la zona de comercio. Se detuvo delante de una herrería.
Más de cien piezas de mithril se vaciaban ruidosamente en el horno. Lin Li aguardó a un lado por dos minutos; luego, ignorando si el mithril estaba fundido, tomó una pieza y empezó a martillar una vez que estuviese en el yunque. Los jugadores detrás de él vieron, en medio de ataques de chispas, mithil valorado en más de cien monedas de oro siendo martillado en una pieza de chatarra al instante.
Los herreros de clase superior usaban mithril en su forja; por tanto, era natural convertir mithril en chatarra. Por otro lado, para Lin Li era indiferente si el mithril se martillaba hasta llevarlo a chatarra. No necesitaba esas pocas centenas de monedas de oro, tampoco las piezas de mithril. De hecho, tenía sus propios filones minerales en lugares como las Planicies Refulgentes y Millar de Cumbres, pero nadie sabía de su existencia.
¿Qué había de malo volver chatarra unas cuantas piezas de mithril, silos puntos de habilidad aumentaban?
Lin Li empezó a ocuparse de nuevo en medio de aquellos herreros que miraban como si fuesen a escupir sangre. Tomó las piezas de mithril una tras otra, y luego de pasar casi media hora, finalmente logró desechar las cien piezas. Por supuesto, sus habilidades en la forja habían aumentado de manera significativa.
Justo después del mithril, pasó al torio, luego al hierro siniestro, al que siguió la adamantina.
Luego de que un millón en monedas de oro en minerales fuera martillado hasta volverse chatarra, el aviso del sistema, agradable a los oídos, resonó.
—¡Felicidades! Has avanzado para convertirte en Maestro de Forja —dijo el sistema.
Lin Li masajeó su hombro adolorido. Dio un vistazo atrás hacia los observadores estupefactos antes de empacar sus herramientas y dirigirse en dirección hacia la farmacia.
De nuevo, otro millón de monedas de oro en hierbas aplastado y un progreso para ser el Maestro de Farmacéutica.
Seguido de la metalurgia…
…y encantamiento mágico…
…y, finalmente, inscripción…
Ya era mediodía cuando Lin Li por fin alcanzó el nivel de maestría para las cinco habilidades. El grupo de jugadores que lo había seguido miraban atónitos al presenciar la devastación de materiales por parte de Lin Li. Habían sentido pena por él al principio, pero quedaron completamente paralizados cuando terminó. Quienes observaban incluso empezaban a suponer que Lin Li venía de alguna familia adinerada y tomó el juego para desahogar sus frustraciones por vivir con tanto estrés en el hogar.
Lin Li se detuvo para recobrar el aliento después de mejorar con éxito sus habilidades para el nivel de maestría. Justo cuando todos pensaban que finalmente era suficiente por el día, sacó de su bolsa su pergamino de los deseos.
—¿Qué intenta hacer? —dijo uno de los observadores. El poder del pergamino de los deseos era casi aterrador. Lin Li sacó su pergamino y los jugadores que estaban detrás de él se prepararon como fuese posible para enfrentar a un enemigo formidable. Después de todo, no solo este hombre no pareció normal desde el inicio, sino que además sostenía el pergamino de los deseos, el artículo más poderoso de todos. Si estuviese resentido y le pidiese al Señor del Sistema una gran masacre, estarían cavando sus propias tumbas en ese mismo instante.
—Se creen muy fuertes…—dijo Lin Li mirando a los jugadores que lo veían como si se hubiesen encontrado a su enemigo mortal. ¿Lin Li no tenía nada más que hacer que usar el pergamino de los deseos en ellos? ¿Podían ser los jugadores más conscientes de sí mismos y preguntarse si valía la pena usar el pergamino en ellos?
En el momento en que el pergamino de los deseos se desplegaba, apareció de pronto un arcoíris en el cielo de Ciudad Luna Brillante. A medida que los rayos coloridos brillaban ligeramente, toda la ciudad parecía envolverse en un sueño. Una voz majestuosa resonó a través de un coro solemne y divino, una voz que parecía venir de muy lejos y, a la vez, de muy cerca.
—¿Cuál es tu deseo? —preguntó la voz.
Lin Li miró fijamente el arcoíris. Titubeó ligeramente antes de respirar muy hondo, luego exclamó:
—¡Mi deseo es incrementar los niveles de todas mis habilidades de vida!
El instante en el que pidió el deseo, el arcoíris se transformó en numerosos haces, descendiendo gradualmente del cielo como un listón de siete colores y envolviendo a Lin Li. Lin Li podía sentir vistosamente que con cada aliento que tomaba, era como si existiesen incontables haces infundiéndose en su cuerpo. Cuando el último haz fue absorbido, infinito conocimiento manó de su cerebro. Forja, alquimia, farmacéutica, encantamiento mágico e inscripción; incluso conocimiento general en medicina, minería y otras categorías. Era como si estos conocimientos hubiesen acompañado a Lin Li desde su nacimiento, integrados en los recuerdos que ya poseía. Y los tenía a su alcance.
Lin Li verificó su forma de habilidades. Cuatro de las habilidades principales efectivamente habían alcanzado el nivel de gurú, y la mayoría de sus habilidades generales también marcaban más allá del nivel de un maestro. Al recordar el año desde la apertura de Mundo Sinfín, nunca había habido un gurú muy versado en las cinco series; incluso un maestro en una era difícil de hallar.
Las habilidades de vida eran incomparables con los niveles individuales. Siempre y cuando se dedicara lo suficiente para ganar niveles individuales al derrotar monstruos y completar misiones constantemente, se podía acumular suficientes puntos de experiencia para subir de nivel. No obstante, una vez alcanzado el nivel máximo para la habilidad de vida, sería extremadamente difícil seguir progresando. Solo los personajes poderosos como Lin Li pensarían en aplastar materiales de nivel óptimo para ganar puntos de habilidad. Al recordar, había gastado casi cinco millones de monedas de oro en estas cinco habilidades básicas. Además de Lin Li, quien acababa de saquear la guarida de un dragón, ¿quién más podía permitirse aquello?
El nivel de maestría era más como una división. Cuando se hubiese alcanzado el nivel de maestría, ya no era cuestión de dinero. Tal vez no existiría ni el incremento más leve en las habilidades si se hubiese logrado el éxito en forja diez mil veces. No obstante, un fracaso en forja podría permitirle a un jugador obtener una gran mejora en las habilidades. Nadie se atrevería a decir que un día Lin Li alcanzaría en nivel de un gurú, inclusive cuando solo había una pequeña brecha que superar para lograrlo.
Por supuesto, la diferencia entre un gurú y un maestro era abismal.
El nivel de maestría solo le permitía a un jugador crear artículos legendarios, solo podría haber una posibilidad de lograrlo en mil intentos. Aunque, en el nivel gurú, un jugador podía crear artículos legendarios a voluntad. Se podía crear aun artículos épicos, a pesar de que todavía habría cierto índice de fracaso. Sin embargo, un gurú no podía considerarse igual a un maestro.
En lo que respectaba a artículos legendarios, era algo que los mortales no podían imaginar. Alguien capaz de crear artefactos, sin importar la profesión de la que fuese, era una persona para la cual solo existiría un título: el Herrero Divino.
El pergamino de los deseos era un buen artículo. Se podía utilizar para conseguir millones de riquezas, asesinar una criatura legendaria o incluso construir un reino propio. Sin lugar a dudas, todas las opciones eran excelentes, pero Lin Li sentía a menudo que utilizarlo para volverse gurú era la decisión más sabia.
Lin Li echó un vistazo al arcoíris en desvanecimiento. Lentamente, recogió los materiales sobrantes para el entrenamiento y los guardó en su bolsa. Después de presenciar un milagro, los jugadores ya no tenían ideas bandidas en sus mentes. Observaban perplejos mientras Lin Li embalaba los materiales, pero ninguno se atrevía a mover un dedo.
Alguien que podía generar aumentadores óptimos y gastar millones de monedas de oro con el golpe de un martillo y con la sacudida de una botella medicinal no era alguien a quien se podía enfurecer. Entre otras cosas, Lin Li podría simplemente contratar a alguien por unas cuantas monedas de oro para borrar a los jugadores de sus cuentas. ¿Bandidaje? Era un suicidio.
Una vez que terminó de guardar los materiales en su bolsa, Lin Li planeaba cambiarse a su cuenta de cazador para tener una buena conversación con los observadores. No obstante, de manera inesperada, sonó una sirena aguda.
—Ha ocurrido una falla desconocida en el sistema. ¡Se solicita a todos los jugadores desconectarse de inmediato!
—Ha ocurrido una falla desconocida en el sistema. ¡Se solicita a todos los jugadores desconectarse de inmediato!
—Ha ocurrido una falla desconocida en el sistema. ¡Se solicita a todos los jugadores desconectarse de inmediato!
La sirena sonó tres veces. Lin Li estaba a punto de desconectarse cuando se dio cuenta de que había perdido el control de su personaje.
Aún no comprendía la situación cuando la sensación de perder el control se extendió hacia su propio cuerpo. Se sentía como si su alma y cuerpo se hubiesen separado. Podía verse a sí mismo, pero no sentía su existencia. El entorno se volvió suave y aterciopelado. Sin importar cuánto luchara, no podía desvincularse de la inútil sensación de impotencia.
Lin Li percibía gradualmente el torrente de consciencia irse volando. Incluso podía ver otra imagen de sí echado perezosamente sobre la silla. Alzó la cabeza de golpe horrorizado. Había una negrura total encima de él, oscuridad real, sin vestigios de materia alguna. Aun si hubiese un rayo de luz brillando, habría sido devorada por la oscuridad absoluta, sin dejar nada atrás.
—¡Qué despreciable sujeto escondió un agujero negro en mi casa! —La pregunta emergió en la cabeza de Lin Li antes de que la última pizca de su consciencia se desvaneciera en la oscuridad.