¿Alguna vez han sentido que las cosas no son como deberían ser?
¿A caso alguna vez han sentido que sus vidas se sienten vacías a pesar de que lo tienen todo?
¿Alguna vez han sentido que hay algo en ustedes que se siente fuera de lugar?
Eso me pasa más seguido de lo que piensan. Mi nombre es Beatriz, hija de un famoso escritor inglés. He sido bendecida con todo lo que una persona podría desear, una cariñosa familia que siempre me ha apoyado, una gran fortuna gracias a mi padre, un cuerpo envidiable y unos hermanos que siempre me sacan una sonrisa, pero, siento que algo me falta.
¿Por qué me siento así? ¿Por qué a pesar de todo, siento que estoy vacía?
No lo sé, no importa cuanto lo piense, nunca puedo llegar a la respuesta. No importa cuando busque, nunca puedo encontrar eso que me falta, pero siento que hoy será diferente, hoy es mi cumpleaños número 18 y siento que por fin voy a descubrir eso que tanto me aqueja.
* * * * *
Una hermosa mujer de cabello rubio, ojos color miel y un cuerpo tan seductor que podría hacerle competencia a esas mujeres que aparecían en esas revistas para adultos, estaba caminando hacia el salón de su mansión. Ella era Beatriz, la chica que cumplía años hoy y una de las chicas más codiciadas de la ciudad de Londres.
"Feliz cumpleaños, mi pequeña" - dijo un hombre de cabello castaño y ojos color miel mientras miraba a la bella joven.
"Gracias, padre" - sonrió Beatriz mientras continuaba con su caminata por el lugar.
La gente la estaba observando con emoción, ya que ella no era de las personas que les gustaba ir a las fiestas.
"Cariño" - dijo una mujer rubia mientras caminaba hacia la joven.
"Madre" - sonrió Beatriz, pero su expresión cambió a un ceño fruncido cuando notó que ella venía acompañado por un hombre que conocía bastante bien - "¿Qué haces aquí?"
"He venido a hablar con tus padres para pedir tu mano, mi amada Beatriz" - dijo el hombre mientras miraba su prominente cuerpo.
"Ya te he dicho miles de veces que no aceptaré, no importa cuantas veces lo pidas, yo nunca aceptaré" - dijo Beatriz con frialdad - "Así que puedes irte de inmediato porque no deseo ver tu rostro en mi cumpleaños"
La ceja del hombre tembló ligeramente mientras le daba un bufido a la chica y se retiraba con una clara irritación.
"No deberías ser así de grosera con Rodrick" - dijo la madre de la chica con molestia.
"Al contrario, madre, si soy amable, él pensará que estoy interesada en él" - bufó Beatriz mientras negaba con la cabeza.
Su madre solo negó con la cabeza porque encontraba que era un desperdicio. Rodrick era una do los caballeros más cotizados de Londres y sería un buen esposo para su hija, pero ella parecía estar reacia a la idea de tal unión - "Ok, no voy a hablar más del tema"
"Gracias, madre" - dijo Beatriz mientras sentía un ligero dolor de cabeza.
"¡¿Hija?!" - exclamó la mujer rubia mientras tomaba a su heredera.
"Lo siento, necesito un poco de aire" - dijo Beatriz mientras caminaba en silencio hacia el balcón - "¿Qué fue eso? ¿Por qué vi por unos segundos el rostro sonriente de un hombre de cabello blanco que no conozco?"
Ella podía sentir como su corazón latía con fuerzas cada vez que recordaba ese rostro tan bien definido de aquel misterioso hombre.
Ella no mentiría, él era apuesto, mucho más apuesto que cualquier persona que ella haya visto antes, a tal punto que no debería ser humano.
"¿Quién eres?" - murmuró Beatriz mientras miraba a la luna que estaba en el cielo, sin notar como un par de ojos de diferente color, la estaban mirando con afecto desde las sombras.
* * *
"¡Nuestra familia tiene la tradición de celebrar nuestro cumpleaños en la hora exacta que llegamos al mundo, es por eso que estamos agradecidos que todos ustedes estén aquí presentes con nosotros" - dijo el padre de Beatriz mientras miraba alrededor, para luego observar su reloj y notar que eran las 21:44, un minuto para que sea el cumpleaños de su hija - "¡Ahora! ¡Démosle la bienvenida a la cumpleañera!"
Beatriz caminó con una sonrisa hacia donde estaba su padre, solo para sentir como el lugar cambiaba frente a sus ojos.
"¿Beatriz?" - preguntó su padre al notar como su hija se había detenido, notando como ella se tomaba la cabeza - "¡Hija!"
"¡¿Beatriz?!" - exclamó su madre mientras corría donde su pequeña.
"¡¿Qué está pasando?!" - exclamó el hombre mientras miraba alrededor con sorpresa y miedo, todo parecía haberse congelado en el momento en que él y su esposa habían tocado a u princesa.
"Eso puedo responderlo yo" - dijo un hombre de cabello blanco y ojos de diferente color.
Beatriz se sonrojó ante la apariencia del recién llegado, solo para sentir como las memorias empezaban a invadir su cabeza.
"¿Q-Quien eres?" - preguntó el padre mientras se ponía frente a su familia.
"Kurama" - dijo Beatriz mientras levantaba la mirada aún con dolor - "¿En verdad eres tú?"
"¿Beatriz?" - preguntaron los padres de la chica con sorpresa al ver como su hija reconocía al hombre frente a ella.
"Es bueno verte una vez más, Tsunade" - dijo Kurama mientras le daba una sonrisa cariñosa a la mujer - "Han pasado tantos años desde la última vez que te vi y sigues siendo una de las mujeres más hermosas que he conocido en toda mi vida"
Beatriz lentamente se levantó, solo para que sus padres notaran un ligero cambio en su hija, ella ahora tenía una especie de lunar en forma de diamante en su frente, así como un aire completamente diferente - "¡¿Quién eres tú y qué hiciste con nuestra hija?!"
"Yo soy tu hija, es solo que al mismo tiempo ya no lo soy" - suspiró 'Beatriz', o mejor dicho Tsunade mientras miraba a la pareja que estaba frente a ella - "Denme un momento para explicarlo"
"No, yo mismo se los mostraré" - dijo Kurama mientras su Rinnegan brillaba ligeramente y en el proceso, 'atrapando' a los padres de Beatriz en lo que parecía ser un viaje astral.
Cuando ellos volvieron en sí, no supieron como reaccionar ante la situación.
"Padre, Madre, yo sigo siendo Beatriz" - dijo Tsunade mientras abrazaba a sus dos padres - "Pero"
"Lo sé" - suspiró su padre con pesar - "Comprendo lo que tratas de decir"
Él seguía sin creer lo que había visto, pero las pruebas eran demasiado grandes para decir que todo era falso.
"Hija, ahora comprendo por qué siempre te sentías tan vacía" - dijo su madre mientras la abrazaba entre llantos. Ella podía comprender el dolor y sufrimiento que su hija tenía que pasar cada vez que moría en los brazos de su amado, más sabiendo como él tendría que esperar cientos de años para poder verla de nuevo. Era una historia de amor tan romántica, como trágica.
"Tienes mis respetos" - dijo el padre de Beatriz mientras miraba a Kurama - "No cualquiera haría lo que tú hiciste por ellas"
"Pero lo vale" - dijo Kurama mientras miraba a la pareja que estaba frente a él - "Cada segundo de espera lo vale"
Tsunade no resistió más, ella solo saltó a los brazos de su amado mientras empezaba a llorar con todo lo que tenía. Sus memorias todavía estaban frescas con el recordatorio de su muerte en sus brazos. Para ella, solo habían pasado unos pocos años, pero para Kurama, habían pasados cientos e incluso miles de años.
"Padre, Madre" - murmuró Tsunade mientras miraba a los padres que tuvo esta vida.
"No digas nada más" - sonrió el padre de Tsunade mientras miraba a su hija - "Mientras seas feliz, nada más importa"
"Gracias" - murmuró Tsunade mientras corría a abrazar a sus padres - "Muchas gracias"
Kurama sonrió ante esto, pero su expresión cambió cuando notó un pequeño detalle. Él rápidamente apareció frente a la madre de Tsunade y puso su mano en su vientre.
"¡¿Qué estás haciendo?!" - exclamó el hombre con furia, solo para calmarse cuando notó la expresión de su hija.
"Tu hijo ahora está a salvo" - respondió Kurama mientras miraba a la pareja - "Él ahora nacerá sano y salvo"
"!" - la madre de Tsunade se sorprendió cuando escuchó esto, porque ella había descubierto sobre su embarazo hace tan solo unas cuantas horas.
"Tu bebé estaba desarrollándose con un problema cardíaco, es por eso que le di un poco de mi energía para poder ayudarlo" - respondió Kurama con una sonrisa - "Ahora él nacerá con un corazón fuerte, también curé un pequeño problema que su esposa tenía en su interior, ahora no habrá ningún tipo de problema con futuros embarazos"
"Gracias" - murmuró el hombre. Él todavía no confiaba completamente en el hombre frente a él, pero al mismo tiempo comprendía que él no ganaba nada con engañarlos.
La mujer lloró de felicidad cuando escuchó esto porque su médico había dicho algo parecido - "¡Gracias, muchas gracias!"
El hombre se sorprendió cuando escuchó esto, solo para comprender lo verídica que eran las palabras del hombre frente a él - "Muchas gracias"
"No se preocupen" - respondió Kurama con calma - "Ahora, no borraré sus memorias sobre Tsunade, pero haré que todos los demás piensen que ella no fue más que una ilusión, con esto, ella podrá visitarlos sin miedo a que alguien se pregunte sobre su ausencia"
"Nos vemos pronto, madre, padre" - dijo Tsunade mientras le daba un último abrazo a sus padres de esta vida, antes de desaparecer junto a Kurama. Ellos volverían a verla cuando su hijo menor viniera al mundo.
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