"¿Y qué tal?" - preguntó Jiraiya mientras miraba al pelirrojo - "¿Qué piensas de ella?"
"Es hermosa, no lo voy a negar... pero solo eso" - dijo Kurama con calma - "No sé nada de ellas como para dar una opinión más concisa, sin contar que no planeo el avanzar en esta relación, después de todo, tengo las manos llenas"
"Comprendo lo que tratas de decir pero hay algo que tienes que saber" - dijo Jiraiya con seriedad - "Es con respecto a la ley de la Villa Nadeshiko.
"Mejor habla rápido, Ero Sennin" - respondió el pelirrojo mientras fruncía el ceño.
"Ok, el asunto es simple la verdad, cuando una mujer decide por voluntad propia el pelear contra un hombre, entonces las cosas son un poco diferente" - dijo Jiraiya - "Si el hombre gana y no acepta a la mujer, esta solo tiene una salida..."
"Por favor dime que no es el suicidio..." - dijo Kurama con molestia.
"No... es el exilio" - respondió el Sannin de cabello blanco - "La mujer tiene que dejar la Aldea e ir a un rincón desconocido de las Naciones Elementales con el dolor de no poder tener una familia porque si Nadeshiko se entera de que no cumplió con esta regla, entonces no solo la chica morirá, sino también toda la familia, y cuando digo toda, es toda"
". . ." - Kurama se quedó en silencio cuando escuchó esto porque no venía al caso, después de todo, los dos pelearían por culpa de Jiraiya, no porque la chica así lo decidió.
* * * * *
"Deberías de relajarte un poco..." - dijo Onoki al ver como su secretario parecía estar al borde de la locura - "Se supone que yo soy el viejo loco, no tú"
"L-Lo siento, Onoki-sama" - dijo el secretario - "Es solo que podemos ser atacados en cualquier momento..."
"Es solo una suposición" - suspiró el Tsuchikage - "Ahora me arrepiento de haberlo mencionado..."
". . ." - el secretario se quedó en silencio unos segundos antes de asentir.
"En fin, diles a nuestros escoltas que acamparemos de inmediato" - ordenó el viejo shinobi de Iwa.
"Como ordene, Onoki-sama" - dijo el secretario mientras le indicaba al conductor del carruaje que lo detuviera para darles las órdenes a los subordinados.
"Ese idiota se preocupa demasiado... aunque ha sido así desde que Deidara se fue de Iwa..." - suspiró Onoki mientras recordaba el pasado y como el joven Deidara siempre estuvo persiguiéndolo - "Como es que cambian las cosas con el tiempo..."
La nostalgia invadió sus ojos mientras recordaba el pasado, así como las personas que partieron y lo dejaron atrás.
"Ugh... ese es el problema con la edad... siempre sabe como atacarte donde más duele... los recuerdos de aquellas personas importantes que quedaron atrás..." - murmuró Onoki mientras suspiraba con pesar - "El otro problema, es el puto dolor producto de todas esas batallas que dejaron secuelas en nuestros cuerpos... es tan molesto que incluso siento que no hubiera sido tan malo el morir en la última guerra... aunque si eso hubiera pasado, es posible que me hubiera arrepentido de no poder ver crecer a mi pequeña Kurotsuchi a pesar de lo busca pleitos que es"
"Onoki-sama, el campamento está listo, puede bajar cuando quiera" - dijo el secretario.
"¿Enserio?" - preguntó Onoki con sorpresa - "¿Cuanto tiempo estuve pensando solo? Ok, ese es el otro problema con la vejez... que uno divaga con suma facilidad..."
"Onoki-sama..." - dijo nuevamente el secretario porque su líder nuevamente empezó a hablar solo.
"Oh, lo siento... ¿dijiste algo?" - preguntó Onoki en confusión.
"El campamento está listo, puede entrar a su carpa cuando desee" - dijo el secretario.
"Oh... gracias viejo amigo" - asintió el Tsuchikage mientras bajaba de su carruaje y caminaba hacia su carpa en silencio, aunque su mente estaba nuevamente divagando en sus memorias.
"Onoki-sama necesita un sucesor, pero ya" - suspiró el secretario al ver como su líder parecía estar empezando a mostrar su deterioro mental producto de todas las guerras que había participado. Era un milagro que él se mantuviera tan firme a pesar de por todo lo que había pasado.
"Shin-sama" - dijo no de los escoltas.
"¿Que sucede?" - preguntó el secretario mientras miraba al shinobi.
"No hemos detectado nada en los alrededores" - reportó el escolta.
"Ok, manténganse en guardia en caso de cualquier situación, no podemos permitir que algo le pase a Onoki-sama" - dijo el secretario con seriedad - "Él es el último pilar que sostiene completamente a Iwa ahora que nuestros Jinchurikis han sido capturados por Akatsuki"
"Aún no comprendo como es que dejaron que capturaran a Roshi-san y Han-san" - dijo el escolta mientras fruncía el ceño.
"Simple... porque esos imbéciles del consejo pensaron que ahora que la guerra ha terminado, el valor de los Jinchurikis había terminado también, después de todo, ellos consideran a Han-san y a Roshi-san unas bombas de tiempo" - respondió el secretario con desdén - "Y ahora gracias a su estupidez, Iwa está en un mala posición porque por mucho que ellos odien admitirlo, Han-san y Roshi-san eran no solo nuestra primera línea de defensa, sino también dos de nuestra trinidad junto a Onoki-sama"
". . ." - el escolta solo frunció el ceño porque eso sonaba a algo que harían esos imbéciles que consiguieron su puesto por suerte e influencias durante la última gran guerra.
"Sé que Han-san te salvó la vida... pero..." - murmuró el secretario.
"Lo sé... es obvio que Akatsuki quería algo con el Bijuu, y si es como pensamos... entonces él ya tiene que estar muerto desde hace mucho..." - suspiró el escolta - "Eso solo nos deja una cosa por hacer... venganza..."
"Exacto... aunque Akatsuki está en paradero desconocido..." - asintió el secretario, aunque su expresión cambió a una de incertidumbre - "No sabemos donde ellos podrían estar en estos momentos como para realizar un ataque en su contra... sin contar que sin Onoki-sama nuestras probabilidad de éxito son bajas... muy bajas..."
Iwa no era como la pintaban las demás aldeas. Sí, ellos eran una verdadera dictadura militar donde si uno no acataba las órdenes, era castigado con firmeza pero al mismo tiempo era una aldea donde se valoraba la fuerza. Mientras más fuerte era un shinobi, no solo recibía un mayor respeto, sino que también un poder dentro de la aldea, y esto no era diferente para los dos Jinchurikis. Han y Roshi eran reconocidos en la aldea, y a pesar de que estos no los aceptaban y los trataban con desprecios por las bestias que tenían dentro, ellos nunca recibieron ataques por parte de la población de Iwa, de hecho, muchos los respetaban por su gran poder y los trataban como héroes por todas las vidas que habían salvado.
"Mejor ve a descansar... dile al grupo Kenji que tome el primer turno junto a Jin" - dijo el secretario - "Luego de 4 horas, tú tomaras el puesto junto a Ren"
"¡Hai!" - exclamó el escolta mientras se retiraba para asignarles los turnos a sus compañeros.
* * * * *
Un nuevo día había llegado y el grupo de Iwa por fin estaba en la entrada de Konoha.
"Juro por dios que voy a meterle una piedra en el culo a ese idiota cabeza de rama en la otra vida por construir su aldea tan lejos de Iwa..." - dijo Onoki mientras se bajaba del carruaje. Sus escoltas ya le habían informado a los porteros que habían llegado, así que solo estaban esperando que apareciera el responsable de guiarlos por Konoha para terminar con todos los trámites, así como llegar a un acuerdo para la liberación de su nieta.
"Lamento haberme demorado, viejo cabeza de piedra" - dijo Hiruzen mientras aparecía en el lugar.
"De todos los posibles candidatos, tenías que venir viejo mono de mierda" - dijo Onoki mientras fruncía el ceño - "¿No puede venir alguien más? Me conformo incluso con ese dolor en el culo de Uzumaki Kurama"
"Lo siento, Kurama-kun está ocupado con asuntos personales y digamos que soy el que de entre todos los posibles escoltas, yo soy el más capacitado para guiarte, después de todo. nosotros no solo hemos peleado contra el otro, sino que teníamos puestos similares" - respondió el viejo Sandaime.
"Cierto, aunque no quiera admitirlo, que tú seas mi escolta es un acierto... cualquier otra persona sería un desperdicio, más sabiendo que soy el líder de una Aldea que todavía es hostil" - respondió el viejo Tsuchikage - "Aunque es genial ver que ahora eres solo un escolta... nada mal, mi ego ha aumentado"
"Al menos yo tengo un digno sucesor" - respondió Hiruzen con sarcasmo - "Lo más probable es que tengas que seguir en tu puesto como Tsuchikage por muchos años más antes de que poder tener un merecido descanso, eso si no mueres primero"
". . ." - Onoki solo le giró los ojos a su viejo rival, aunque tenía que admitir que sus palabras no eran erradas - "Mejor cambiemos de tema... dime como está mi nieta"
"Ella está en perfecto estado físico, de hecho, solo la hemos dejado encerrada en una residencia de máxima seguridad con sus Tenketsu sellados para que no intente nada estúpido... estoy seguro de que lo comprendes" - dijo Hiruzen con calma.
"Mientras ella no esté lastimada o haya sido maltratada por tus shinobis, no me importa que tipo de arreglos hayas tenido para restringirla, después de todo, ella es solo una prisionera de guerra" - respondió el viejo Tsuchikage mientras negaba con la cabeza - "Yo habría hecho lo mismo con un prisionero de Konoha, aunque su estadía mejoraría o empeoraría dependiendo de que tan importante es para ustedes"
"Sí, eso suena como a algo que tú harías" - sonrió Hiruzen subía al carruaje de Iwa para poder dirigirse a la mansión Hokage.
Actualmente tengo escrito hasta el capitulo 212 + 7 extras, pero tengo revisarlos, modificar algunas cosas que no me gustaron y blablablabla
Actualmente la trama va en el inicio de la cuarta guerra shinobi, así que más o menos diría que le quedan unos 50 capítulos más si es que me estiro demasiado, aunque tal vez termine por el 250.
Cuando logre terminar esta historia, voy a pensar en la siguiente... aunque tengo una idea más o menos pensada, daré información en próximos capítulos.