—No puedes matarme, soy la hija mayor del Soberano del Clan Qing Yun. ¡Si te atreves a matarme, mi padre no te perdonará, y el Clan Qing Yun destruirá todo tu Reino Qi! —Examinando a la fuerza los últimos vestigios de arrogancia que quedaban dentro de ella, Qin Yu Yan miró a Jun Wu Xie, mientras forzaba el miedo que la amenazaba con vencerla, pero su mano traicionó su falsa valentía cuando sus nudillos se pusieron blancos por el apretón apretado que ejercía sobre el brazo del trono.
Jun Wu Xie levantó una ceja. Ella no había tenido ningún contacto directo con Qin Yu Yan antes de esto, pero su amenaza sonaba exactamente como la que Bai Yun Xian le había lanzado antes.