—Hablando de eso, me enteré de que ustedes estaban buscando a Tan Bengbeng. Por ende, lo usé como una excusa especialmente para hablar de la colaboración, sólo para poder entregarles la información. ¿No deberían ofrecerme más por la colaboración?
Mientras Zheng Yan parpadeaba, parecía como si sus bonitos ojos rojos de fénix tuvieran la fuerte necesidad de adherirse a Yu Yuehan.
Ella se rio con coquetería y dijo: —Joven Amo Han, toma en cuenta la información de inteligencia que contiene éste sobre…
—Los asuntos públicos y privados son dos cosas separadas. ¿Parezco alguien que presenta dificultades para dibujar una línea? —Yu Yuehan dobló la carta que tenía en su mano y la colocó de nuevo en el sobre.
Luego, él metió el sobre en el bolsillo de Nian Xiaomu. Después de estar seguro de haberlo salvaguardado allí, enarcó sus cejas lentamente y miró a Zheng Yan.
Él no tenía vergüenza en lo más mínimo por la frase que había dicho.
—…