—Mis disculpas, estaba un poco atrapado. Déjame presentarte a alguien. Este es mi... buen amigo, Bai Ze.
Zhu Yan giró su cabeza hacia Gao Peng y los demás, presentando a Bai Ze que estaba junto a él.
Los ojos centelleantes de Bai Ze eran como extensiones de agua de manantial, reflejando las figuras de cada Familiar.
—Encantado de conocerlos a todos. —La voz de Bai Ze era extremadamente suave.— Este gran tonto, Zhu Yan, tiene una personalidad muy contundente. Me disculparé por adelantado si dice algo malo a veces.
—En realidad no. Para ser honesto, me gusta hablar con personajes tan directos.
—Jeje. Te dije que no les importaba —dijo Zhu Yan en voz alta.
Bai Ze sonrió indulgentemente. Se puso en posición de media rodilla junto a Zhu Yan y en silencio le miró hablar sin interrumpir.
—Por cierto, ¿dónde terminamos nuestra discusión ayer? —preguntó en voz alta Zhu Yan mientras se sentaba rápidamente en el suelo.