—¿Recuerdas el camino al matadero? —preguntó Gao Peng.
—Sí—dijo Tontín, asintiendo.
—Bien. A partir de mañana, traerás de vuelta a la vida a todos esos esqueletos en las instalaciones y absorberás las Llamas de los No Muertos de ellos. ¿Entendiste todo eso? —preguntó Gao Peng.
Tontín golpeó su pecho, indicando que había entendido lo que Gao Peng había dicho.
Gao Peng y Ji Hanwu regresaron a la mansión para pasar la noche, mientras que Tontín regresó a la casa del árbol que Gao Peng había construido para él y su hija en un árbol de 40 pies de altura.
La casa del árbol estaba hecha de ramas atadas con pedazos de vid. Cuando Tontín comenzó a trepar por el árbol, una pequeña cabeza se asomó por la ventana de la casa del árbol y miró cautelosamente hacia abajo.