Los corredores sinuosos y llameantes se extendían por kilómetros y kilómetros. Habían sido una verdadera pesadilla para los cultivadores durante la Guerra del Amanecer, pero ahora que estaban dañados y ya no eran controlados activamente, las barreras internas se habían reducido drásticamente en número.
Las llamas debajo de los pies de Ji Ning y Deshielo se transformaron repentinamente hasta formar una cabeza gigante que tenía trescientos metros de largo. La cabeza en llamas abrió su gran boca como para tragar a Ning y Deshielo enteros.
—¡Rompe! —exclamó Deshielo y pisoteó furiosamente el suelo con sus pies blancos.
¡BOOM! El pisotón peludo fue de un poder inconcebible, aplastó al instante las llamas de abajo y destrozó la cabeza llameante.
Ning se rio entre dientes cuando vio esto y dijo:
—Finalmente encontramos una trampa.
—No se preocupe, Maestro. Déjeme estos mecanismos a mí —dijo Deshielo con voz grave.