—Esta es nuestra oportunidad.
Los tres líderes del clan habían estado siguiendo a Ji Ning todo este tiempo, sin dejar que se alejara demasiado de ellos. Ahora, todos cargaron directamente hacia él.
—Haz que disminuya la velocidad.
—Si podemos atarlo aunque sea por un momento, estará condenado.
Los tres líderes del clan se llenaron de confianza, pues les resultaba bastante fácil atar a Señor Dao Norte Oscuro.
¡Boom! La corta lanza ya había llegado delante de Ning, que sacó una gema dorada en su mano la cual tenía hebras de seda dorada dentro y la aplastó. Al instante, una ola de asombroso poder se extendió por todo su cuerpo y lo cubrió de capas de luz dorada. Era uno de los tesoros que preservan la vida de Ning, ¡y fue diseñado para que la velocidad de uno se disparara!
—¡Muere! —dijo el flaco hombre plateado y disparó directamente hacia Ning con su afilada punta en la mano.