Como una persona capaz de alcanzar el nivel de Daoista Primordial, Daoista Penachodenieve no era tonto. Sabía muy bien, dado el ritmo de mejora increíble de Ji Ning, que el chico era alguien que no convenía tener como enemigo. Ning solo había estado vivo durante treinta cortos años, ¡pero ya era comparable con Daoista Penachodenieve, que había entrenado durante mil años!
—Todos ustedes, escuchen claramente —dijo Daoista Penachodenieve y barrió a la multitud con su mirada—. ¡No está permitido en absoluto antagonizar con Ji Ning! ¡Si lo hacen, incluso a Montaña del Dragón de Nieve le resultará difícil protegerlos!
Todos ellos asintieron. Nadie que hubiera presenciado la batalla anterior tenía el coraje de irse en contra de Ji Ning.