Los Brujos, a menudo, eran más intimidantemente poderosos que los luchadores de alto rango, los caballeros y otros Profesionales de este tipo.
—Contaré hasta tres, y si no bajan sus armas y se arrodillas para rendirse, ¡seguirán su ejemplo! —con un tirón de la cuerda, los restos carbonizados se dispersaron inmediatamente en el océano. Esta fuerza intimidante hizo inmediatamente que muchos piratas pensaran en retirarse.
Era una pena que esto fuera el océano, y que estuvieran rodeados de agua hasta donde el ojo podía ver. Incluso si quisieran correr, no tenían a dónde ir.
—Uno —la cara de Leylin se contrajo mientras anunció sin ninguna vacilación.
—Dos —dos rayos de hielo volaron, convirtiendo a los piratas que huían en esculturas de hielo.
—¡Tres! —los ojos de Leylin se llenaron de una fuerte intención de matar.