—¡Muchas gracias! —Leylin dibujó una gran sonrisa mientras mostraba su gratitud.
Freya tiró de su brazo hacia un gran sillón. Leylin frunció el ceño, pero no se tomó a pecho esas acciones íntimas.
—¿Exactamente por qué me pediste que viniera? —preguntó.
Leylin pensaba que Freya no era alguien que lo buscaría por un tema pequeño, era más probable que Miranda lo hiciera.
Una vez que se mencionó un tema importante, todas las demás expresiones abandonaron el rostro de Freya, que se puso serio.
—¿Sabes algo acerca de los sucesos en el Mundo Purgatorio? —inquirió Freya.
—Por lo que sé, parece que los ancianos adquirieron algunas pistas, ¡ahora deben estar buscando las coordenadas específicas! —respondió Leylin con la misma seriedad.
—En realidad, la búsqueda está casi completa. Según el plan de mi maestra, ¡me temo que todos tendremos que ir a los cuarteles para participar en los experimentos! —agregó Freya sonriendo con amargura.