Desde el Continente Yulan hasta el Reino Infernal, Bebe siempre había estado al lado de Linley. Él sabía muy claramente cuan duro (o no) Bebe había entrenado. Lógicamente hablando, debería ser imposible que Bebe hubiese dominado cuatro profundos misterios.
Sin embargo, había tenido éxito.
¡Eso era una realidad! Todo el mundo había visto eso.
—Bebe, ¿cómo entrenaste?
Dylin también estaba incrédulo.
—¿Cómo pudiste ser tan rápido?
Olivier, por muy tranquilo que estuviese normalmente, se había quedado atónito. Todos miraron a Bebe. Claramente, todos ellos querían saber por qué podía entrenar tan rápidamente, para ver si también podían aprender de ese método.
Bebe solo rio presumidamente.
—Se los dije, pero ustedes no creyeron antes —dijo forzosamente.