Los caminos en la Cala de las hojas rojas eran sinuosos y angostos. El área después de cruzar el lecho del río Silverfish era particularmente difícil de atravesar, con el denso bosque bloqueando cada paso.
Pero eso fue precisamente lo que hizo que los rastros de Andy fueran especialmente claros. La maleza pisoteada, la madera astillada durante su escape apresurado, y la posición antinatural de los arbustos: estas pistas eran contundentes y voluminosas. Jacker, completamente armado, despejó el camino con el escudo en una mano y la espada en la otra. En ese momento, no había ni pizca de miedo en su corazón.