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Su Yu estaba angustiado, no por el hecho de que nunca estaría con ella, sino porque una mujer tan joven como Huo Mian tal vez tendría que criar a sus hijos sola.
Luego de un momento de silencio, respondió: —Piensas demasiado, yo tampoco creo que Qin Chu esté muerto. Él volverá... Antes de su accidente, hablamos a solas y me dijo que me encargara de Huo Mian. Así que, hasta que vuelva, no voy a dejar que nada le pase. No te preocupes, quizá no sea la persona más honesta del mundo, pero tampoco soy del tipo que se abalanza para aprovecharse de una situación así. La forma en la que trato a Huo Mian es asunto mío, solo eso.
Al oír lo que Su Yu dijo, Zhixin se quedó callado. Ambos eran chicos inteligentes, por lo que se entendían bien, aunque no dijeran nada más.
En la Mansión Familiar Su.
Su Yu llegó a su casa extremadamente exhausto.
—Yu, viniste a casa... —la señora Su se dirigió hacia él de inmediato.
—Ajá.