Sin decir otra palabra Su Yu se retiró con una expresión seria.
Wei Liao y Tang Chuan lo siguieron de inmediato.
—Iré a casa a dormir. Ustedes no tienen que seguirme.
Con eso, Su Yu entró en un Lamborghini negro y desapareció en la noche, dejando a Wei Liao y Tang Chuan confundidos.
—¿Es porque Zhao Qingya se ha ido y no tiene con quien dormir? —supuso Tang Chuan.
—Esos es imposible. Básicamente él la echó. ¿No viste su rostro cuando se marchó? Sus ojos estaban rojos y estaba muy triste. Claramente no quería marcharse.
—¿Entonces qué es? ¿Acaso se volverá célibe? ¿Se convertirá en monje?
—No, simplemente está interesado en una chica rara —rio Wei Liao.
Tang Chuan seguía muy confundido.
Luego de conducir a su mansión privada, Su Yu tomó una ducha y luego hizo una llamada.
—Mantenlos vigilado. Detenlos ni bien actúen.
—Sí, joven amo.