El encargado del club de campo, el mayordomo y el personal de servicio se arremolinaron sobre ella cuando la Señorita Shen ya había recuperado el sentido, aunque sus piernas aún estaban débiles, por lo que simplemente se sentó en el césped.
Ella necesitaba calmarse.
Ya fuera el caballo asustado o aquel hombre de hace un momento, el impacto había sido demasiado grande, simplemente no podía recuperar su ímpetu.
—Señorita Shen, Señorita Shen, ¿está usted bien? —El mayordomo del club de campo fue el primero en apresurarse, casi golpeándose la cabeza contra el suelo, muerto de miedo cuando recibió el mensaje. Si a la Señorita Shen le pasaba algo, no se trataría solo de perder su trabajo, podría incluso perder la vida.
Shen Li se levantó del suelo y dijo:
—Estoy bien, el caballo ha huido, ustedes vayan a atraparlo.