—Los últimos días que había pasado con Trixie habían sido increíbles —recordó Pólux—. La había marcado como mi compañera. Ahora mismo yacía en la cama viéndola caminar alrededor de mi habitación con su cabello cayendo en rizos sobre sus hombros con nada más que una bata negra transparente. Todo lo que quería hacer era tomarla de nuevo.
—Era hermosa e inteligente, y pensar que alguna vez pensé mal de ella me hizo sentir asco de mí mismo. ¿Cómo pude haber pensado así de mi compañera cuando el destino la destinó a estar conmigo?