Las comunicaciones por radio desde el frente aplastaron sus esperanzas en segundos.
—Carga inminente de Gigantes. Todos a las líneas, prepararse para repeler —ordenaban.
Eso significaba que no solo habían pasado la artillería, sino también la primera línea de defensores, y el campamento mismo estaba en defensa.
—Llegada estimada en diez minutos —anunció la voz.
Karl miró a los pasajeros en su autobús.
—Morgana, ¿puedes encargarte de las cosas aquí con los demás? Necesito ir a ver a un tipo por un asunto —preguntó casualmente, sabiendo que solo aquellos en las primeras filas habrían escuchado la transmisión de radio si estaban despiertos.
—¿En serio? —preguntó Morgana.
—Puedo llegar allí en diez minutos. El autobús no —respondió Karl.
—¿Crees que un comandante hará la diferencia? —preguntó Morgana.
—Para alguien lo hará.