Pronto, el sol comenzó a ponerse.
Melisa caminaba alrededor de la academia.
Todo ese estudio no había hecho nada para disminuir su energía, así que estaba caminando.
Había recorrido casi todos los rincones del campus de la academia, atrayendo miradas curiosas y alguna que otra mirada lujuriosa. Pero, ahora, era hora de regresar a los dormitorios.
«Bueno, primero lo primero», pensó, con su cola moviéndose detrás de ella mientras caminaba. «Necesito hablar con Cuervo sobre la Magia de Vida. Luego, tal vez mañana, iré a la iglesia más cercana en busca de información sobre la Magia de la Luz».
Al acercarse al dormitorio, sin embargo, un revuelo de nerviosismo se asentó en su estómago.
«Ohhhh dios, ¿y si las cosas están raras ahora? Quiero decir, como que... nos lanzamos el uno al otro antes».
Melisa se detuvo en la puerta de su habitación compartida, tomando una respiración profunda para calmarse.