Yang Ruxin no tenía idea de lo que estaba pasando por la mente de la pequeña serpiente verde. En ese momento, se inclinó para acariciar a Xiaobai en la cabeza —Gracias a ambos por salvarme. Miró a la pequeña serpiente verde no muy lejos y para ser sincera, en su vida anterior, había estado bastante asustada de esos animales de cuerpo blando, y aun ahora, mirar a la pequeña criatura todavía la hacía temblar.
Dabai, sin embargo, le lanzó a Yang Ruxin una mirada desdeñosa, como diciendo que los humanos son todos unos cobardes. ¿Qué más da si es la descendencia del Rey Serpiente? En el Valle de las Serpientes, pueden reinar supremos, pero aquí deberían mantener sus colas entre las patas, ¿verdad?
Yang Ruxin se tocó la nariz, pensando que este era de hecho el bosque, naturalmente su dominio. Puede que ustedes no tengan miedo, ¿pero yo puedo no tenerlo? Es una serpiente venenosa, una mordida y yo estaría acabada, ¿de acuerdo?