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Rosa colocó la ropa que pensaba que a Zayne le gustaría vestir sobre la cama y luego se paró cerca de la puerta para esperar su regreso.
Echó un vistazo a su habitación la cual no estaba decorada como el resto del hogar. A partir de mañana tendría que encontrar una manera de darle vida a su cuarto. Su dormitorio ya tenía flores que ella y Janice encontraron creciendo afuera para decorar su habitación. El cuarto de Zayne no podía seguir viéndose tan austero.
Su atención se centró pronto en la gran espada apoyada en la pared cerca de la puerta. Se sintió tentada a tocarla y levantarla para ver si era tan pesada como se la imaginaba, pero temía que pudiera ser tan pesada que la dejara caer.
—¿Él lleva armadura como los demás? —se preguntó Rosa. Había visto a algunos de los hombres especiales del rey vestidos con armadura. Un general como Zayne también debería tener armadura.