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—Creo que el séptimo príncipe, Román, es el topo que hemos estado buscando.
Joaquín estaba sentado detrás de su escritorio, mirando la oficina vacía y escuchando los distintos volúmenes del silencio. La voz de su esposa resonaba constantemente en su cabeza, hablándole de cosas que él ignoraba a propósito.
—Violeta.
Esa fue la única explicación que Aries le dio por la que estaba asumiendo que Román podría ser el topo. Ella le dijo que había estado monitoreándolo y cuidándolo, lo cual tenía sentido. Recordando la vez con el fracaso del arresto de Ismael y cómo las cosas se dieron vuelta, no era sorprendente si la princesa heredera tenía una idea general de la situación.
—Román... —Joaquín susurró, parpadeando con suma ternura—. ... más te vale demostrar que está equivocada.
Toc toc...
La puerta se abrió lentamente después de tres golpes calmados pero distintos. Joaquín mantenía su vista al frente, mirando la figura que entraba en su proximidad desde su periferia.