Una sonrisa amarga cruzó la cara de Iryz. Sus ojos que estaban ligeramente aturdidos lo miraron con mucho dolor.
—Dime... Zeres. Ella... ¿Eris era siquiera alguien a quien tú quisieras? ¿Significaba algo para ti? ¿Tal vez más que una... más que una simple camarada? —Una lágrima silenciosa cayó lentamente de la esquina de sus ojos. Aunque solo era una única lágrima, podía sentir lo amarga que era mientras esa solitaria lágrima trazaba su camino por su mejilla. No pudo evitarlo entonces. Las lágrimas simplemente comenzaron a salir una tras otra. Era como si esa única lágrima fuera la que desbloqueara la represa que retenía todas las demás lágrimas.
Pensó que tal vez estas eran las lágrimas de Eris. Había estado pensando en ella todo el tiempo mientras dibujaba ese retrato suyo. ¿Cómo vivió el resto de su vida después de que Zeres nunca volvió a ella? ¿Pudo seguir adelante? ¿Encontró a alguien más con quien establecerse y cerrar ese capítulo de su vida?