—Entonces no tendremos más opción que llevarte por la fuerza.
—¡Tch! —Alex frunció los labios—. Miró a su alrededor y sabía que no había forma de que él y Zeres pudieran ganar contra ellos. Pudieron luchar contra esos humanos, pero estos eran vampiros y no simples vampiros. ¿Qué debería hacer?
—¿Quieres irte? —preguntó de repente la joven Abigail, haciendo que la cabeza de Alex se volteara hacia ella.
Sus ojos se encontraron. Alex no quería irse. No quería abandonar este lugar. No sabía por qué, pero sentía que había encontrado el único lugar al que pertenecía y ese lugar estaba a su lado. Ahora que finalmente había encontrado su lugar en el mundo, ¿por qué querría irse?
Recordando lo que ella le dijo ese día, que estar con ella la hacía feliz, Alex le dirigió una leve sonrisa. —No —le dijo.