Chapter 7: Capítulo cinco
Abrí mis ojos lentamente y pude ver a mi madre fuera del cuarto discutiendo con alguien que yo no conocía, nuevamente no sabía lo que pasaba, me lamenté por no estar enterado de las cosas por dormir la mayoría del tiempo, pero no podía evitarlo, el cansancio me invadía cada vez que podía.
Mi madre finalmente entró, tenía una cara de enfado, y cómo no reconocerla si es mi madre, aventó su bufanda y se paró en la ventana para observar la parte de afuera, ¿Qué cosas interesantes podría haber afuera si sólo se veían ambulancias y enfermos entrando y saliendo?
—Madre, ¿Qué sucede?, ¿por qué estás enfadada?—pregunté sin un poco de delicadeza, sin pensar cuánto le afectaría a mi mamá esa pregunta.
—Ya despertaste, n-no pasa nada hijo, no te preocupes.
—Pienso que es algo grave si te veo llorar—mi madre me miró sorprendida y secando sus lágrimas se sentó en el pequeño sofá que se encontraba al lado de la camilla.
—Mejor explícame algo, ¿por qué te quitaste los tubos ayer y saliste de la cama?—cuestionó mi madre con una mirada retadora.
—Amm, bueno, todo iba muy bien, me iba a dormir, pero escuché como azotaron la puerta, entonces vi a una chica tirada en el piso que estaba llorando, la quise ayudar, pero se veía realmente mal, la abracé y creo que nos hicimos amigos, y luego al ver al doctor ella se fue, seguido de eso te pusiste histérica, me entubaron, me dormí y ya no supe a dónde fue aquella chica—mi mamá soltó una pequeña y casi inaudible risa y acarició mi cabello.
—¿Y descubriste cómo se llamaba aquella chica?
—Creo que era Cherry.
—Es un bonito nombre—asentí con la cabeza y sentí que mi mente se apagaba por un momento.
—¿Estás bien?—dijo mi madre preocupada.
—Oh sí, l-lo siento, me perdí un poco en mis pensamientos.
—No me asustes así hijo.
—Perdón mamá.
En eso entró una enfermera y le hizo una seña a mi madre para que la siguiera.
—Ahora vuelvo Joel, no hagas locuras mientras no estoy—reí y observé como se marchaba mi madre. Pasaron aproximadamente veinticinco minutos desde que mi mamá se había ido, comenzaba a sentirme cansado y nuevamente el sueño me invadía, mis ojos me pesaban, pero en eso alguien interrumpió mi sueño.
—Hola.
—Hola—miré detenidamente el rostro de aquella persona para ver de quién se trataba, y al ver que era Cherry me sorprendí.
—Perdón por interrumpir tus dulces sueños.
—N-no te preocupes, no estaba dormido, estaba reflexionando sobre la vida.
—Jajaja, uy sí, claro que se notaba—ambos sonreímos y nos miramos fijamente.
—Bueno, no quiero sonar grosero ni nada, pero, ¿Qué haces aquí?
—Oh, bueno, yo... yo, vine a disculparme por haberte metido en problemas ayer.
—Descuida, no pasó nada que pudiera lamentar.
—Que bien, eso me alegra, y....bueno, ya que pasaba por aquí, me preguntaba si quisieras ir conmigo al jardín del hospital o a algún lugar.
—Me encantaría, pero, como pues ver estoy atrapado entre tanto tubo y si hago algo mi madre me regañará.
—Tú sólo dime si quieres o no, yo me encargaré del resto.
—¿Y cómo harás eso?
—Digamos que conozco muy bien éste hospital—dijo y después me guiñó el ojo.
—De acuerdo, sí quiero ir.
—Bien, entonces ayúdame a quitarte todo esto—Cherry quitaba cuidadosamente las agujas de mis brazos como si fuera toda una experta, después me pasó mis zapatos y colocando su brazo en mis hombros para ayudarme empezamos el recorrido.
—Mira, a tu mamá la tendrán algo entretenida en la recepción porque llenará un papeleo, tardará una hora máximo, nos dará tiempo para estar un rato en el jardín—su conocimiento era grandioso, cuando me dijo todas esas cosas, se formularon preguntas en mi cabeza, pero no quise decirle nada, sólo quería dejarme llevar.
Después de pasar por tantos pasillos, bajar y bajar, por fin llegamos.
—Bienvenido al jardín o como yo lo llamo "lugar feliz".
—Wow, es hermoso.
—Lo sé, mira ahí hay una banca, vamos a sentarnos.
Tomamos asiento en la banca y sintiendo la brisa acariciar suavemente mi rostro, me sentí relajado, y eso era genial.
—Y bueno, ¿Por qué estás en el hospital? ¿De qué estás enfermo?
—Bueno yo...—guardé silencio unos minutos y sentí una gran presión en mi pecho, ¿Qué pensaría si le digo que tengo cáncer? ¿Se alejaría de mí? o ¿Le daría asco? no pensaba decirle, no quería hacerlo, así que mencioné lo primero que se me vino a la mente.
—Amm, tengo algo en el pulmón, pero, pronto me operarán.-Dije con un tono algo nervioso, Cherry me miró algo dudosa, pero sólo asintió.
-Y... ¿tú por qué estás aquí?—pregunté para llenar ese incómodo silencio que se estaba instalando entre nosotros.
—B-bueno, yo estoy aquí porque mi abuela está enferma, y yo la cuido desde hace cinco meses, ya que... bueno, ella es como mi mamá.
—Eso es muy lindo, perdón por mi curiosidad, pero... ¿Por qué tus padres no están con ella?—Cherry respiró hondamente y miró el cielo despejado y azul.
—Jamás le conté esto a nadie, y sé que es muy raro decirle a alguien que no conozco, pero ¿Puedo confiar en ti?
—Claro que sí.
—Mi mamá murió cuando tenía doce años y mientras mi papá se embriagaba cada vez que podía mi abuela se encargó de mí, ayer él llegó y bueno discutimos un poco, por eso llegué a tu cuarto sin previo aviso, y no sabes cuánto lo siento.
—Vaya, lo siento mucho.
—No tienes por qué sentirlo, son cosas que pasan ¿Sabes? además me alego de poder hablarlo con alguien.
—Puedes contar conmigo cuando quieras—le guiñé un ojo y me recargué en el respaldo de la silla.
En los siguientes minutos comenzamos a hablar de otras cosas para conocernos mejor, reímos y compartimos anécdotas, pero al ver que se hacía un poco tarde ella me ayudó a llegar a mi habitación, colocó los tubos y me arropó.
-—¿Cómo sabes de que colocaste el tubo correcto?—ella rodó los ojos y sonrió.
—Digamos que aprendí de la mejor enfermera, mi abuela lo era y ella me enseñó.
—Me alegro de que sea así.
—B-bueno me tengo que ir, gracias por... por acompañarme—Cherry rio nerviosamente y después abrió la puerta para después salir.
Podría jurar que tenía una gran sonrisa en mi rostro, quien diría que un día que aparentaba ser completamente aburrido podría acabar tan bien, pero mi sonrisa se fue borrando mientras recordaba la triste y cruda realidad, Cherry confió en mí al decirme sobre sus padres y yo le mentí, no pude decirle que tenía cáncer, era lo mejor para ella el no enterarse de esa triste situación.
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