La espaciosa villa estaba cubierta por un alto muro, y las barras negras constituían la puerta en las afueras, la cual estaba custodiada por dos soldados con una cota de plata. Estaban abriendo la puerta para un carruaje espléndidamente decorado.
—¿Van a celebrar algún tipo de fiesta? —Lucien no era uno de los locos hechiceros que no podía entender la vida de los nobles. Teniendo en cuenta las luces exuberantes del interior de la villa, se percató de lo que estaba sucediendo dentro de inmediato.
Después de dudar brevemente si debería ir más tarde, Lucien se decidió. Ya estaba en la puerta. ¿De qué había que preocuparse?
Ondas mágicas brillaron en su cuerpo, y Lucien caminó hacia la puerta sin prisas.