Guzon repitió de forma confusa.
—¿A través del Imperio Schachran?
Lucien dejó de acercarse a Guzon, pero se quedó de pie en las escaleras, donde esos guardias seguían tirados en el suelo, con las manos en los bolsillos. Aquellos invitados que vinieron ahí a comprar información se escondieron en los puestos, aterrorizados.
—Sí, quiero atravesar el imperio y llegar a los países que veneran a otros dioses al noreste de la Cordillera Oscura —Lucien asintió—. Estoy seguro de que puede notar que soy un hechicero, Señor Guzon. Necesito un guía que conozca bien la geografía, las costumbres y los poderes del país para ayudarme a llegar a mi destino final sin ser perseguido por la Iglesia del Norte.